Pensamientos traviesos...
- Kurt Bendfeldt
- 9 abr
- 2 Min. de lectura

Hay momentos en los que no pasa nada… pero pasa todo. Una mirada, una idea, un pensamiento fugaz que te atraviesa como chispa eléctrica. Nadie lo nota. Nadie lo oye. Pero ahí está: ese deseo que no se ve, ese juego mental que empieza en silencio… y termina encendiendo el cuerpo entero.
Porque no todo el placer se vive en la piel. Muchas veces, el erotismo más intenso comienza en la mente. Una fantasía, una situación inventada, una escena que se repite en secreto. Y lo más intrigante es que no necesitas que suceda para disfrutarla. Basta imaginarlo.
¿Y si lo que más te excita no es lo que haces… sino lo que deseas en secreto? ¿Y si la libertad no está solo en el cuerpo, sino en atreverse a pensar sin filtros?
Las fantasías sexuales no son pecado. Son parte del universo íntimo , ese rincón al que solo tú entras, donde no hay juicio ni reglas, solo lo que te hace vibrar. Y aunque muchas mujeres lo ocultan por vergüenza, lo cierto es que todas, en algún momento, han imaginado algo que no han dicho. Y eso está bien. Estás más que bien.
Hablar de deseo sigue siendo tabú. Pero ignorarlo no lo apaga. Al contrario, lo encierra y lo silencia , hasta que se convierte en culpa. ¿Y por qué deberíamos sentir culpa por sentirnos vivas?
La imaginación es un terreno libre, sin contratos, sin normas, sin límites. Y en ese espacio, tú mandas. Tú decides. Tú exploras. Y no necesitas permiso.
Así que la próxima vez que un pensamiento travieso toque a la puerta de tu mente… no lo echas. Invitalo a quedarse. Escúchalo. Saborealo. Tal vez ahí descubres una parte de ti que estaba esperando ser encendida.
Comments