Las vacaciones pasan. La vida No...
- Kurt Bendfeldt
- 15 abr
- 2 Min. de lectura

Porque celebrar también es cuidar la vida.
Semana Santa en Guatemala es tradición, fe, descanso y encuentro. Es un momento esperado por miles de familias que buscan desconectarse de la rutina, reencontrarse con los suyos o vivir de cerca las expresiones culturales y religiosas que nos definen como pueblo. Pero también es, tristemente, una de las semanas con más accidentes, pérdidas y dolor evitable.
Celebrar no debería costarnos la vida.Salir de viaje, visitar la playa, manejar largas distancias o simplemente estar en casa con los niños requiere algo más que planificación: requiere responsabilidad. Porque en medio del bullicio, el calor, el tráfico o el entusiasmo por “desconectarse”, muchas veces bajamos la guardia justo cuando más deberíamos estar atentos.
Cada año se repite el mismo patrón: personas que pierden la vida en accidentes viales por exceso de velocidad o por conducir bajo efectos del alcohol. Niños extraviados en playas y balnearios por segundos de descuido. Ahogamientos, quemaduras, caídas, intoxicaciones. Y la pregunta es… ¿hasta cuándo vamos a creer que a nosotros no nos va a pasar?
Algunas decisiones pueden marcar la diferencia:
Si vas a manejar, no bebas. Por ti, por tu familia, por los demás.
Si vas a la playa, supervisa en todo momento a los niños. El mar no perdona distracciones.
Usa siempre el cinturón de seguridad, aunque sea un trayecto corto.
Respeta los límites de velocidad. Llegar bien vale más que llegar rápido.
Si viajas, avisa a alguien tu destino y cuida tus pertenencias. La prevención también incluye la seguridad personal.
No descuides tu salud: hidrátate, protege tu piel del sol y mantente alerta a los síntomas de insolación o agotamiento.
La Semana Santa es sagrada, pero no solo por su contexto espiritual, sino porque la vida también lo es.Celebrar con responsabilidad no quita alegría. La multiplica, porque nos asegura volver, seguir, contarla.
No pongas tu historia ni la de los tuyos en riesgo por un momento de imprudencia. Las vacaciones pasan. La vida, no.
"El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño." — Proverbios 22:3
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