El día que calló el cielo: Reflexiones del Santo Entierro
- Kurt Bendfeldt
- hace 7 días
- 2 Min. de lectura

Cuando alguien da su vida por amor, ya nada vuelve a ser igual.
Hace 2025 años, un hombre decidió entregar su vida por otros. No buscaba fama, ni poder, ni aplausos. Lo hizo por amor. Por fe en la humanidad. Por una esperanza más grande que el dolor.Y ese día, el mundo se detuvo.El cielo se oscureció.Y el silencio se llenó de significado.
El Viernes de Santo Entierro no es solo un momento religioso. Es un recordatorio de lo que puede lograr un acto de entrega absoluta. Es el eco de una historia que aún resuena en cada persona que alguna vez ha amado sin medida, que ha perdido a alguien, que ha cargado una cruz invisible o que ha sentido que el mundo lo dejó solo.
La muerte de Jesús —más allá de las creencias— representa el sacrificio más grande que alguien puede hacer por los demás. Una vida entregada, no por obligación, sino por convicción. Por compasión. Por esperanza.
Y entonces, ¿qué aprendemos hoy?
Que el amor verdadero no siempre es cómodo. A veces duele, a veces sangra, a veces implica renunciar a uno mismo por el bien de los otros.Que vivir solo para uno mismo es sobrevivir, pero vivir por amor es trascender.Que cuando damos sin esperar, cuando perdonamos aunque duela, cuando acompañamos al que sufre, cuando alzamos al caído... estamos honrando ese mismo espíritu que hace más de dos mil años transformó el mundo.
Hoy, más que una procesión, más que una imagen o una tradición, este viernes nos ofrece una pregunta íntima:¿Qué estoy dispuesto a entregar por amor? ¿Qué parte de mí puede ser luz para alguien más?
Porque si un hombre pudo dar su vida entera para cambiar la historia…¿qué estamos haciendo nosotros con la nuestra?
"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos." — Juan 15:13
Comments